Acto I, Escena I. Soy yo.


Acto I

ESCENA I
SOY YO


Personaje: Giocondo.
(Se abre el telón. Giocondo, un travesti de unos 30 años, está maquillándose frente a un espejo, se riza las pestañas. Se maquilla. Se perfuma)
Cuantas veces más la misma imagen para al final convertirme en lo que pretendo y siempre pretendo. El rizado que ansío, la boca que hace falta y la cartera siempre bailando de la mano. Si tuviera que trabajar rudamente, de sol a sol, de todas maneras sería más estimada por mi familia y necesariamente útil para Dios. Pero no todos los caminos llevan a lo correcto, mejor dicho ninguno lleva a allí. ¿Entonces porqué no ser completa de acuerdo a mi propia imagen? Pero ni aún así una puede librarse de la entrega, de la ligereza de los sueños, hay que ir una y otra vez detrás de ellos, como en un baile de máscaras necesario para burlarse de esta realidad que me asfixia. Estoy entregada a reconstituirme frente a este espejo. Dicen los psicoanalistas que los descuartizadores nunca pudieron reconstituirse enteramente frente a uno. Y bueno, si una no puede hacerlo, habría que desmembrar a lo que queda de la humanidad y así no convertirse en una excepcional.
Bueno, por mi bienestar mental, yo soy consciente de que tengo que adherirme todas las partecitas dispersas que lograran al fin una figura que está hecha de trozos y no de enterezas; pero teniendo de todo y no siendo “un todo” se puede vivir más ampliamente.
(Suspira y cierra los ojos, elevando la cabeza al cielo y se queda como cavilando)
Cómo irán esos dos, por la vida, dependiendo de la erección y de lo infatigable que debe ser hacerla entrar en un remolino demoledor, que se amplía y que se devora toda esperanza. (Se levanta y se sienta en el filo de la cama para ponerse las medias negras, de redecillas).El filo, el filo. (Dice como pesando cada palabra y silba una tonadilla alegre mientras mueve la melena) Jajajajaja. Dulce abismo, se deben sentir en el aire esos dos bamboleando, dándole duro a pleno aire y de seguro a toda espalda y riñón. Bueno, no es ese tipo de abismo que yo percibo que se me abre a ras del suelo cuando alguien me toca el miembro. Qué horrible sensación, sé que de allí soy muy sensible, de todas maneras. Me lo tocan y allí mismito me quiere tragar la tierra. Ay, se amplía, se amplía, todo se amplía… aunque no todo en esta vida, ah,….bueno…. (Vuelve a silbar la tonadita mientras empieza a sobarse suavemente las sienes y cerrando los ojos sigue hablando) Se amplía como una gran concha devoradora, se amplía el mar, así lo dijo Arguedas, y el hombre, pobre pájaro ciego, quiere ser absorvido y dulcemente aniquilado, eso lo emociona más y más, lo imposible que es abarcar y dominar el remolino marino, la concha de las riberas, allí se encuentra la esencia de su ser, eso lo gradúa, lo doctora de “macho”, pero en esa misma locura es tantas veces decapitado y desterrado. Para eso han nacido: para ser finamente, eternamente castigados, embebidos (Se pasa la lengua por la boca tímidamente). Ummmmmmmmmmmm (Gime como si estuviera cansada).
¡Ellas, ellas!, no, no, no es por allí por donde ellos lo desean, no se cieguen. Abran las mentes, eso prepara mejor para cualquier tipo de ampliación... (Se lleva las manos delante de la cara y las hace agitarse con mucha libertad)..., Lo demás es sólo cuestión de espera…aunque el tiempo siempre ha sido congelado, por ellas, para todos ellos, porque la frialdad es reina y señora de sus cuevas, ¿Y por eso, acaso, no se calentaban, entre ellos, los hombres desde la prehistoria? Ummmmmmmmmmmm, es que la cueva no les daba el suficiente calor. Y bueno ¡esas cuevas! lo único que expulsaban eran más y más pre-cristianos , y se necesitaba una mejor repartición de todo lo que había en la fiesta, y ellas y ellas seguían dándole más invitados al banquete, las cuevas entonces se cargaron a todos esos hombres de sus mismas redondeces.
Y bueno, así fueron rodando y rodando y nunca lograban entrar enteramente en esas cavidades, y cuando lo conseguían, era sólo una ilusión para parir más pre-cristianos afuera de ella. Y ellas estaban vedadas para ese tipo de orgía de carne por la que ellos se desvivían.
Están programadas por los siglos y por los siglos a entregarnos más desposeídos, ardientes y bellos hombres. No hay escena más triste que ver a un hombre desnudo tal cual, fuera de esas cuevas frías, la cabeza colgando, la mirada perdida, enteramente enfriado de tanto calor desperdiciado. Lloran como bebés y dicen: mamá, mamá, mamá. (Pronuncia suavemente: mmmaaammmaaá).
Para eso fueron puestas las estrecheces, allí donde más esfuerzo les cuesta ser hombres es donde más apretada se les hace y se les viene la vida entera hasta casi desaparecerlos. Qué dominio, qué sumisión, ya casi, casi llegan a serlo todo, son toros, tormentas que derriban y gladiadores que campeonan sobre una suave inclinación. (Quiebra la cintura) Sobre esta noche fresca y predestinada para embelesar, hacer soñar. No hay nada tan profundo como la vida que se parece a un sueño.
( Ya ha terminado de travestirse)



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